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Foto: Rafael de J. Araujo González. 2022 |
La tradición mexicana sobre los ritos y creencias funerarios es de larga data. Además de las múltiples manifestaciones de las culturas y pueblos prehispánicos, dentro de las que están las producciones cerámicas, escultóricas y pictóricas resguardadas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, hay algunas recuperadas de fuentes orales como el poema atribuido a Nezahualcóyotl que presento a continuación (versión de José Luis Martínez; 1972):
Sólo un breve instante sea así:/ por muy breve tiempo se tienen en préstamo sus flores./ Ya son llevadas a su casa/ y al lugar de los sin cuerpo, también su casa,/ y no con eso así han de perecer/ nuestra amargura, nuestra tristeza.
Una visión que se transformó durante los tres siglos de colonia y que reafirmó una serie de características asumidas como parte de la identidad mexicana: el humor. Una mirada risueña sobre la vida que permea la relación con la muerte, como queda constancia con la celebración de los difuntos en su día: el 1 y 2 de noviembre mexicanos.
Por ello se ofrecen algunas imágenes realizadas recientemente en la Ciudad de México, espacio público asumido como la celebración festiva de la vida-muerte.
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Foto: Rafael de J. Araujo González. 2022
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Foto: Rafael de J. Araujo González. 2022
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Foto: Rafael de J. Araujo González. 2022
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Foto: Rafael de J. Araujo González. 2022
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