Desde el pueblo, alzando la mirada al río, se logran ver los árboles más altos y frondosos del lugar, esos son los objetivos. He comprado una nueva hacha, la afilada hoja tiene un brillante color carmesí con un fuerte mango de madera fina. La mañana es fresca y agradable para conseguir un poco de madera para el fuego de mi hogar. En mi morral llevo un bote con tizate, para ponerme en la cara cuando el sol esté fuerte, así como también llevo pan, queso y un “pumpo” grande con agua, el viaje para encontrar el árbol perfecto para cortar ramas que sirvan de leña se necesita paciencia y tiempo, eso me lo enseñó el linaje de leñadores en mi familia. Fotografía de Rafael de J. Araujo González. 2022 Dejo mi hogar y emprendo mi travesía al amanecer. El camino huele a tierra mojada, los árboles en el monte aún tienen la resolana del alba. El silencio de la montaña se rompe con el cantar de los pajarillos, junto con mis pasos sobre el césped húmedo. La luz del sol se comienza a filtrar entre la...
Un ejemplo de la mano humana afectando el patrimonio natural "Paso Burro, Berriozábal, Chiapas" Fotografía de Rafael de J. Araujo González. 2018 Para la capital de Chiapas, el río Sabinal es un claro ejemplo de la destrucción del medio ambiente por el crecimiento desmedido de las ciudades, por el sistema vigente de máxima utilidad por encima de cualquier valor y por las prácticas de corrupción imperantes entre las autoridades y gran parte de la población. Para las familias tuxtlecas de larga tradición, el río fue un lugar necesario para la existencia cotidiana, fuente de agua potable que se deterioró poco a poco, a veces a pasos agigantados. También fue un centro de ocio y esparcimiento, donde las familias llegaban a bañarse y a pasar momentos de descanso. Berriozábal, Chiapas. Fotografía de Rafael de J. Araujo González. 2018 Con el paso de los años, el río cedió su lugar a otros espacios naturales como lo es el Río Santo Domingo o las "Pozas de Berriozá...
Rafael de J. Araujo González. El árbol primigenio. Tinta de agua sobre papel. 2024. Autor: Rafael de J. Araujo González. Hubo un lugar, un espacio donde Él tuvo la idea de reposar y dejar que sus sueños crecieran. Como esos sueños fueron generados por el mismísmo Ser Supremo, Creador y Dador de vida, éstos salieron y se fueron por el mundo, solo Nuestro Gran Señor sabe a dónde llegaron. Está grabado en las piedras más antiguas el sitio exacto de tal acontecimiento pues no es común que Él se dé un momento de reposo y solaz esparcimiento. Ese territorio tenía las primeras plantas. Las había en abundancia, de grandes dimensiones y de innombrables colores. No se pueden describir los olores que desprendían las flores y frutos que producían. Tantos y tan relucientes eran los colores, olores y sonidos que las aves, a veces con un poco de envidia, tuvieron que usarlos como pigmentos en la hora de buscar pareja. Es difícil nombrar todos y cada uno de los seres vivos que transitaban ...
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