Enfoque sintetizador del género en el análisis social
Hombre y mujer en la cera. 2018. Fotografía de Rafael de J. Araujo González |
En el presente texto, hago un análisis sobre la importancia
del género en el análisis social. Para ello, compararé lo que ha escrito
Marta Lamas, Joan W. Scott y Doris Lamus sobre el tema. Aquí presentaré algunas
ideas de estas autoras, me servirán para determinar el grado de importancia del
enfoque de género en el estudio o análisis social y si éste puede fungir como
eje sintetizador en el trabajo cotidiano del analista social, ya sea desde el
periodismo, la academia o las instituciones públicas.
El concepto género está relacionado con los estudios sociales
e históricos y es, a la vez, objeto de estudio social. Las actividades con
enfoque de género tienen implicaciones ideológicas que lo vinculan con luchas
sociales como lo señala Joan W. Scott cuando afirma:
En su acepción más reciente, “género” parece haber
aparecido primeramente entre las feministas americanas que deseaban insistir en
la cualidad fundamentalmente social de las distinciones basadas en el sexo. La
palabra denotaba rechazo al determinismo biológico implícito en el empleo de
términos tales como “sexo” o “diferencia sexual”. “Género” resalta también los
aspectos relacionales de las definiciones normativas de la feminidad. (p. 266)
Para Marta Lamas el género significa algo más allá de la
implicación del sexo de las personas cuando lo define como:
…el conjunto de creencias, prescripciones y atribuciones
que se construyen socialmente tomando a la diferencia sexual como base. Esta
construcción social funciona como una especie de "filtro" cultural
con el cual se interpreta al mundo, y también como una especie de armadura con
la que se constriñen las decisiones y oportunidades de las personas dependiendo
de si tienen cuerpo de mujer o cuerpo de hombre.
Y, para Doris Lamus, la palabra género es una subcategoría
de análisis que está inmersa en una categoría de estudio más amplia, sea en el
ámbito de las ciencias o de las humanidades: “Género es, pues, como insiste
Scott (2010) una categoría analítica, una herramienta crítica y política, un
instrumento que muestra el carácter socialmente construido de ideas, creencias
y representaciones acerca de los roles de hombre y mujer, en diferentes
culturas.”
La historiografía ofrece una amplia cantidad de reflexiones
sobre el género desde una variedad grande de enfoques, por ejemplo, Johan Jakob
Bachofen, en 1861, en su libro sobre el matriarcado planteó la idea de una
sociedad primitiva dominada por las mujeres, nombrada matriarcado, introduciendo
la idea de la mujer como sujeto histórico y social. Esos textos son fuente
primordial para los estudios históricos y sociales que centran sus estudios en
el género, es decir, el género como objeto de estudio histórico. Hacerlo así ha
sido parte del proceso seguido para hacer presente en todas las historias la
presencia de las mujeres, así como de las luchas por la construcción de
relaciones sociales igualitarias donde la discriminación no tenga cabida. El
reconocimiento de la mujer en los hechos históricos es un acto de
reconocimiento de su existencia y de la importancia que ha tenido en los
fenómenos de estudio, aunque las historias deban ser reescritas.
Para Marta Lamas es importante el habla porque es una forma
de exteriorizar prácticas sociales. Por tanto, en el habla, según esta autora:
“Con una estructura psíquica que incluye al inconsciente y mediante el lenguaje,
que es universal aunque tome formas diferentes, los seres humanos simbolizamos
la diferencia sexual.” Es decir, desde el lenguaje utilizado es posible que el
historiador observe, analice y exponga los aspectos de género presentes en la
historia, la participación de hombres y de mujeres en los hechos del pasado y
del presente y, si así lo decide, revise las relaciones establecidas entre
mujeres y hombres. Idea que comparte Joan W. Scott cuando escribe. “A través
del lenguaje se construye la identidad y el género.” Por ello, una de las
luchas vigentes es en favor de una gramática incluyente, con enfoque en el
género aunque existan importantes reflexiones sobre la idea de conservar una forma
de hablar apegada a los cánones tradicionales donde la masculinidad siga presente
como se refleja en el señalamiento de la raza humana en la palabra “hombre” que
incluye a la mujer.
Las prácticas sociales suelen formar parte de la cultura de
un grupo social, de ahí que en el trabajo de investigación y análisis social,
así como de las relaciones hombre-mujer hayan estado sujetas a una lucha de
dominación/sometimiento que, como se ha señalado Scott está en íntima relación
con la discriminación. En este sentido la utilización del género posee valores
que son otorgados por quien decide emplear el concepto en el discurso, es
decir, el género no es necesariamente un elemento de sometimiento o dominación
si no en la medida en que establece relaciones de discriminación o injusticia
social.
En la investigación y en el análisis de los fenómenos
sociales y humanos, el diseño de las categorías de estudio es vital desde una
perspectiva metodológica. El género no puede ser considerado como una
categoría, porque, como ha dicho Doris Lamus, este concepto forma parte de
otros elementos apropiados en el estudio de las relaciones sociales. Además,
como he señalado, el género, conceptual e históricamente, connota elementos de
carácter ideológico (como la visibilización de los derechos de las mujeres en
sociedades discriminatorias), así como factor determinante de la identidad
individual y social, como bien señala Joan W. Scott.
Esta autora considera al género como factor del trabajo
histórico así:
Esos usos descriptivos del género han sido empleados con
frecuencia por los historiadores para trazar las coordenadas de un nuevo campo
de estudio. Mientras los historiadores sociales se enfrentaban a nuevos objetos
de estudio, el género es relevante para temas como las mujeres, niños, las
familias y las ideologías de género. Este uso de género, en otras palabras, se
refiere solamente a aquellas áreas –tanto estructurales como ideológicas- que
comprenden las relaciones entre los sexos. Puestos que, según las apariencias,
la guerra, la diplomacia y la alta política no han tenido que ver
explícitamente con estas relaciones, el género parece no aplicarse a ellas y
por tanto continúa siendo irrelevante para el pensamiento de historiadores
interesados en temas de política y poder.
Por eso, el enfoque de género es un elemento sintetizador necesario
en el trabajo de investigación y análisis social.
Fuentes consultadas
Lamas,
Marta, El género es cultura, Portugal, V Campus Euroamericano de Cooperación
Cultural, 2007. Pp. 1-12
Scott,
Joan W., “El género: una categoría útil para el análisis histórico”, en Lamas, Marta
(compiladora), El género: la construcción cultural de la diferencia sexual,
México, PUEG, 1996, Pp. 265-302.
Lamus
Canavate, Doris, “Raza y etnia, sexo y género: El significado de la diferencia
y el poder”, en Reflexión Política, vol. 14, núm. 27, 2012, pp. 68-84.
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