Construcción del patrimonio natural local: el parque del oriente en Tuxtla Gutiérrez

Fotografía de Rafael de J. Araujo González
Desde que inicié el estudio del patrimonio, desde una perspectiva cultural e histórica, me di a la tarea de revisar lo que se ha escrito en torno a él. No tardé en hallar algunos textos promovidos por la UNESCO, entre ellos, el que se refiere a la parte de los Derechos Humanos y de la preservación del patrimonio, hasta aquellos que señalan la importancia de la cultura en el desarrollo de las sociedades, pueblos y comunidades.

Si algo puedo destacar de estos casi 10 años de conocer, reconocer y divulgar el patrimonio, es que puedo afirmar la diferencia entre aquello que consideramos patrimonio y lo demás, porque existe una idea sobre la cultura como el todo hecho por el ser humano, cosa por demás un tanto absurda y simplista pues no todo se queda y no todo significa algo para alguien. De ahí que suceda de anera parecida en el tema del patrimonio. Puedo sintetizar que para considerar algo como parte del patrimonio es necesario reúna varios requisitos. Entre ellos, la importancia social atribuida.

Pero hoy, quiero presentar un ejemplo de un parque construido en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México, llamado "Parque del oriente". Es un terreno superior a las 3 hectáreas, atravesado por el río Sabinal, un brazo de agua de apoyo al Río Grijalva, se une a él en la entrada del Cañón del Sumidero, para más detalles.

Fotografía de Rafael de J. Araujo González. 2018

El nombre de este río, seco en gran parte del año, se debe a los árboles que localmente son nombrados como Sabinos y que abundan en los márgenes e interior del cauce, como puede observarse en la foto siguiente.
Fotografía de Rafael de J. Araujo González. 2018

Este parque -con el río-, forman parte de una construcción territorial hoy conocida como ciudad o urbe, pero con una historia propia de cientos de años donde se relatan historias antiguas de añeja tradición oral. En años anteriores, la oralidad fue parte fundamental para la construcción de la identidad a través de los símbolos utilizados para representar al colectivo y a la forma de ver la vida y el mundo; hoy sustituidos por el uso y abuso del dedo en los aparatos digitales.

El parque del oriente, a pesar de la posmodernidad, sigue construyendo cultura e identidad. Como efecto de nuestros tiempos, la falta de movilidad física nos lleva a buscar el ejercicio como forma de mantener cierto grado de calidad de vida, por lo menos en el aspecto de la salud y de la imgen física que nuestros cuerpos presentan a los demás -esa otredad posmoderna-. 

Pero el parque, utilizado ppor una enorme cantidad de personas para hacer ejercicio, ofrece también un atractivo visual de corte estético y ambiental, atributos propios del Patrimonio Cultural, según la UNESCO. veamos algunas imágegnes.

En primer lugar, la vegetación. Un parque dedicado a los flamboyants con sus coloridas flores naranjas.

Fotografía de rafael de J. Araujo González. 2018.

Como se observa desde el exterior, abundan estos árboles jóvenes, cuidados institucionalmente porque el parque es un a´rea bajo la adscripción del ayuntamiento municipal. Además de estas plantas, se ha fomentado y cuidado la existencia de otras especies.

Fotografía de Rafael de J. Araujo González. 2018
Las imágenes que se pueden observar son, por demás, exquisitas para la vista. las formas logradas por el crecimiento de las extremidades, los claro oscuros generados por los juegos de luces y sombras, así como los planos logrados por la perspectiva y posición son cosa de maravillar.
Fotografía de Rafael de J. Araujo González. 2018

Como se observa, también otras flores alegran los ojos y ennoblecen la vida urbana.
Fotografía de rafael de J. Araujo González. 2018

Al final del día, la luz cede lugar a las sombras. El cielo, como en casi todas las manifestaciones de este universo nos muestra la no diferencia entre la luz y la oscuridad pues son uno y dos a la vez. Como este parque, es naturaleza y urbe.
Fotografía de Rafael de J. Araujo González. 2018








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